Comencé a interesarme por la pintura desde que era pequeña. Sentía que era un medio en el que me expresaba con facilidad y me hacía feliz. Más tarde, en la carrera pude profundizar en el medio y conocer referentes que me permitieron investigar ciertos aspectos que desconocía a la hora de entender la pintura.
Creo que la palabra que elegiría sería íntima. Mi trabajo es bastante intuitivo, hay mucho de mí en la manera en la que lo desarrollo.
No creo que exista un discurso estricto que me motive a la hora de crear. Sin embargo, considero que las motivaciones primarias y los temas a los que me aproximo se relacionan inevitablemente. Suelen comenzar a partir de la recopilación de imágenes de diversa índole que me atraen estéticamente y que, en cierta forma, me dan una corazonada sobre algo que en un principio no es claro. Cuando comienzo a investigar, se van canalizando pequeñas pistas que se concretan poco a poco en un proyecto. Casi sin darme cuenta, siento que mi obra puede llegar a plantear ideas que se construyen fruto de mis necesidades a la hora de crear y al plantearme cuestiones que surgen en el proceso.
Como he dicho antes, comienzo a trabajar intuitivamente. El objetivo que me planteo cambia según el punto en el que me encuentro del proceso. En ocasiones elaboro piezas aisladas del resto porque están claras en mi mente desde un principio. En otras ocasiones no trato de alcanzar una imagen nítida, más bien pretendo generar un conjunto de obras que forman un universo propio.
La influencia de la obra de otros artistas es inevitable. Investigar tanto en la historia del arte como sobre artistas contemporáneos es un descubrimiento estimulante para mi. Algunos referentes dejan huella y otros no influencian directamente en el trabajo, pero pueden dar pie a hallazgos inesperados que te hacen cambiar un planteamiento previo.
Fue muy positivo para mi desarrollo como artista. El hecho de disponer de todo tu tiempo y recursos a la hora de crear, sin tener que atender a otras cuestiones, además de compartir inquietudes con los compañeros con los que convives hace que sea una experiencia enriquecedora.
En este momento me interesa hacer hincapié en la intervención del espacio. Esto podría entenderse como un trabajo escultórico, pero realmente mi modo de entender la creación no distingue una disciplina de otra como ámbitos separados, si no más bien dentro de un cuerpo de trabajo que va en la misma dirección.
Creo que la temática de lo doméstico es de las pocas cosas que se ha mantenido en los últimos años. Por otra parte, pienso que a ojos ajenos mis cuadros pueden mantener similitudes formales o conceptuales en las que no había reparado. Sin embargo, también creo que guardan una coherencia interna que no siempre es evidente a simple vista. Esta coherencia depende en gran parte del contexto en el que se exponen las obras y la semántica que establecen entre ellas.
Eterno Femenino es un proyecto en el que estoy inmersa. Se centra en las cuestiones estéticas que devienen del estereotipo femenino contemporáneo y plantea una reflexión en torno a la identidad de género desde una perspectiva personal. En él trato de apropiarme de imágenes en las que me acerco a los clichés de la idea de lo femenino a través de la estética del juguete infantil. El proyecto se encuentra entre la búsqueda de la identidad común idealizada que se ha impuesto como género y el reconocimiento de esas formas como propias.
Esta es una pregunta bastante compleja. Supongo que doy por terminada una obra cuando considero que los elementos que la componen están en el sitio indicado según la intencionalidad que me lleva a realizarla. Lo cierto es que en ocasiones los tiempos de producción de una obra son interrumpidos hasta que llegas a una solución “final” que te hace pensar que ya no hay nada más que se pueda hacer en ese caso para solucionar aquello que deseas contar.
Me apoyo en las formas naturales para enfatizar el tema que trato. La naturaleza es un escenario que me inspira. Me interesa el contraste que se origina entre construcciones artificiales compactas y el movimiento orgánico de elementos como el césped o formas florales.
De alguna manera pienso que al ocultar la identidad específica de las figuras, hace que lo representado sea más universal. Pasan a formar parte de una identidad común que se refiere a los objetos de los que se rodean esos personajes.
Sí. Como digo, creo que la identidad de los personajes se refuerza con el escenario. El vacío que provoca la ausencia de rostro se compensa con la identificación con el entorno.
Es cierto que hace un tiempo predominaban los tonos azulados en mis cuadros, pero es algo es algo que se ha ido diluyendo. Más allá de un significado, la tendencia al uso de los colores se ha ido ajustando al tema.
En cuanto a los planes de futuro, a pesar de que hablar sobre ello en el terreno artístico genera bastante inseguridad, mi plan ideal sería poder seguir trabajando en mi producción de manera sostenida en el tiempo, aunque soy consciente de las dificultades que esto puede conllevar.
Próximamente estaré desarrollando el proyecto seleccionado por el Programa Iniciarte, un programa de promoción para jóvenes artistas. Además de esto, estoy preparando otro proyecto que se exhibirá en el Espacio Laraña, en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.